¿Qué es un embarazo de alto riesgo? ¿Porqué ocurre? ¿Cómo se puede prevenir o evitar? ¿Cuales son los factores que aumentan el riesgo en un embarazo? Vamos a indagar un poco más para conocer las respuestas a estas preguntas tan comunes de las mujeres embarazadas. Estadísticamente, de 10% a 20% de todos los embarazos terminan en aborto espontáneo, y el 80% de esos abortos ocurren en el primer trimestre del embarazo. Es la manera que la naturaleza se encarga de traer a los bebés más sanos al mundo. En embarazos “normales”, es decir, embarazos donde la mamá no tiene ninguna enfermedad preexistente, pasado el primer trimestre este tipo de riesgo disminuye, los malestares se calman y en general la futura mamá comienza a disfrutar plenamente de su embarazo.
Existen casos donde el embarazo es de alto riesgo. Esto implica una atención médica más minuciosa durante el tiempo de gestación para que tanto el bebé como la mamá tengan el mejor chance de éxito de llevar a término el embarazo. Hay muchas razones por la cual un embarazo es considerado de alto riesgo. Enfermedades preexistentes de la mamá, su edad, su estilo de vida y enfermedades que pueda desarrollar durante el embarazo, todas son posibles causas. Veamos en más detalle estos cuatro factores.
Hay varias enfermedades preexistentes que pueden aumentar el riesgo en un embarazo. He creado links para cada una de las enfermedades listadas abajo para que puedan leer más sobre ellas. La educación y estar bien informada son las claves para vivir tu embarazo tranquilamente.
- la hipertensión. Aumento en la presión arterial de la futura mamá. Ella puede ya haber sido hipertensa antes del embarazo; una enfermedad preexistente. O puede desarrollar hipertensión durante el embarazo lo cual es una enfermedad gestacional y que veremos más adelante en este artículo.
- la diabetes. Aumento anormal de la tasa de glucosa en la sangre. Ocurre debido a una insuficiencia o mala utilización de la insulina.
- síndrome de ovario poliquístico. Pequeños y numerosos folículos en los ovarios causados por un exceso de andrógenos, hormonas masculinas que se encuentran en las mujeres. Estos folículos interfieren con la ovulación y causan problemas con la regularidad de la menstruación.
- obesidad. Acumulación excesiva o exceso de grasa en el cuerpo.
- SIDA. Enfermedad infecciosa causada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH)
- enfermedades autoinmunes. Enfermedad patológica donde el sistema inmunitario ataca y destruye a sus propios órganos y tejidos corporales sanos.
- enfermedades de la tiroides. La tiroides es una glándula endocrina que controla el ritmo de muchas actividades del cuerpo.
- enfermedades del hígado. Las enfermedades hepáticas impiden el buen funcionamiento del hígado.
- la infección zika, Un virus transmitido por el mosquito del género Aedes, el mismo que transmite el dengue.
La edad de la mamá es otro factor en el aumento de riesgo en un embarazo. La mujer se encuentra en su apogeo de fertilidad entre los 20 y 32 años. Es cuando tiene la mayor cantidad de óvulos de mejor calidad y cuando el riesgo de aborto espontáneo es más bajo. La fertilidad empieza a disminuir a los 32 años y esa disminución se acelera a partir de los 35. La mujer nace con todos los óvulos que tendrá durante su vida, aproximadamente un millón de óvulos. A los 37 años sólo quedarán aproximadamente 25,000. Aunque hoy en día las mujeres en sus 40’as pueden tener un embarazo saludable, los riesgos aumentan. Los óvulos de una mujer de 40 años son más viejos y por lo tanto de menos calidad. Tienen más alta probabilidad de tener defectos cromosómicos, lo que aumenta el riesgo de que el bebé nazca con algún defecto. Las mujeres en sus 40’as también tienen más alta probabilidad de sufrir alguna enfermedad gestacional como diabetes o preeclampsia y de tener un embarazo múltiple. Con la edad se multiplica la posibilidad de tener mellizos.
Vivir una vida sana es la mejor manera de prevenir riesgos en un embarazo normal. El estilo de vida influye mucho en el desarrollo del bebé, tanto físicamente como emocionalmente. En el artículo anterior les elaboré cómo el desarrollo del feto está influenciado por los hábitos y el estado de ánimo de la mamá. Él ya aprende aún antes de salir al mundo. El bebé de una madre ansiosa y estresada no dormirá bien y será más irritable. Comer una dieta sana y equilibrada (¡dejando sitio obviamente para algún antojito de vez en cuando!) es la primera línea de defensa para prevenir enfermedades y para asegurarte que tu bebé nazca sano y fuerte. El alcohol y las drogas no solo ponen en peligro la salud de la mamá, sino que pueden causar daños nefastos en el desarrollo del feto y las secuelas pueden durar toda la vida de su hijo. Algunos riesgos de consumir drogas y alcohol durante el embarazo son el aumento del riesgo de aborto, bajo peso del bebé al nacer y que el bebé nazca con síndrome de abstinencia. Hacer ejercicio regularmente, dormir bien y pasar tiempo haciendo cosas que te gusten son todas maneras de mantener un equilibrio sano durante tu embarazo.
Las enfermedades gestacionales pueden ser otro factor en el aumento de riesgo del embarazo. Es importante distinguir los trastornos o malestares normales del embarazo de las enfermedades que puedan poner en riesgo la vida de la mamá o el bebé. Algunos ejemplos típicos de malestares del embarazo son la acidez, hinchazón de las piernas, nauseas y dolor de espalda, entre otros. Estos son desagradables pero normales, y forman parte de la experiencia del embarazo. Ejemplos de enfermedades más preocupantes y que requieren atención médica inmediata son la preeclampsia, diabetes gestacional o la toxoplasmosis, por nombrar algunas. Con visitas médicas regulares durante el embarazo la mayoría de las enfermedades gestacionales se puede prevenir o controlar. Tu cuerpo es muy intuitivo. Si sientes que algo no está bien comunícaselo a tu doctor. Seguramente no es nada grave, pero la clave en la prevención está en la comunicación con tu doctor.
Tener un embarazo de alto riesgo no significa que vas a gozar menos de esta linda etapa de tu vida. Tu enfoque debe ser en transmitirle paz y serenidad a tu bebé y eso sólo lo puedes hacer si de verdad, profundamente, te sientes confiada que todo saldrá bien. Con un seguimiento médico continuo y adecuado, combinado con un estilo de vida sano, vas a vivir plenamente tus 9 lunas y luego disfrutarás de ese regalo que con mucho amor creaste dentro de ti.