La depresión posparto es una realidad que hemos vivido muchas mamás. Como explico siempre en mis charlas para mamás primerizas, es normal. El cambio hormonal, emocional y físico que vive nuestro cuerpo durante el embarazo y luego después de dar a luz es razón suficiente para entender la raíz de la depresión posparto. No lo tienes que vivir en silencio. Habla con tu ginecólogo y con tus seres queridos. Busca apoyo y ayuda. No trates de llevar toda la carga del cuidado del bebé tú sola.
Comparte con nosotras tus experiencias posparto. ¿Pasaste por un período de depresión? ¿Cómo lo viviste? Cómo lo superaste? ¿Cual sería tu mejor consejo para otras mamás que estén pasando por eso?
Les comparto abajo un artículo escrito por Gema Lendoiro en el periódico español El País. Espero les ayude a dar un poco de claridad en este tema.
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EL PAÍS
GEMA LONDOIRO
02 SEPT, 2016
Cuando nace un bebé toda la familia vuelca su atención en él. Algo lógico si tenemos en cuenta que un recién nacido no sabe hacer prácticamente nada por sí mismo. Aunque resulte obvio decir que cada vez que nace un bebé, también nace una mamá, casi siempre esta pasa a un lugar muy secundario. La falta de información que la mayoría de las madres tiene sobre qué significa tener un hijo desde un punto de vista emocional, hace que muchas se vean inmersas en un bucle de sentimientos, a veces negativos, que pueden, incluso, hacer que estas rechacen a su bebé. Y, en casos muy graves, pueden hasta dañarlo.
Cada vez sabemos más de la conexión cerebral que se establece desde el embarazo entre la madre y el bebé, de la importancia que tiene tener un parto tranquilo, sin gritos y con la mínima intervención posible por parte del obstetra (solo cuando sea realmente una necesidad médica). Cada vez, valoramos más los partos respetados, la poca separación o nula entre madre y recién nacido, y evitar, lo que se pueda, las inoportunas visitas de media familia en la habitación queriendo coger al bebé y opinando de todo. Todo esto hace que las cosas transcurran tal y como la naturaleza las ha diseñado. España todavía está a medio camino en la atención perinatal a la mujer y dicha atención resulta, según la mayoría de los expertos, fundamental a la hora de prevenir depresiones posparto, dolencias mucho más normales de lo que creemos y con una relativa fácil solución si se toman las medidas adecuadas y necesarias.
La bióloga nos recuerda que nuestra condición mamífera “implica que situaciones como el embarazo, el parto o la lactancia producen cambios fisiológicos en nuestro organismo y cambios neuroendocrinos que inciden en nuestra respuesta tanto física como psicológica frente a la maternidad”. Además, “los factores socioculturales son los que probablemente tienen un mayor peso en el desarrollo de una depresión posparto. Los partos en los que se interviene el proceso fisiológico sin motivo médico – usando oxitocina sintética para acelerar el parto –; el aislamiento en el que vivimos la mayoría de las madres durante los primeros meses de vida de nuestros hijos; las dificultades que nos encontramos cuando queremos dar el pecho; la inestabilidad laboral; las bajas maternales cortas y la presión del entorno en relación con el estereotipo de lo que debe ser una buena madre pueden afectar", agrega la experta. "Todos pueden hacer que la maternidad se convierta en una carrera de obstáculos que puede influir en el desarrollo de una depresión”, explica.
Se puede evitar
Perulero cree que no hay que empezar a prevenir la depresión posparto en el paritorio sino mucho antes. “Lo primero sería conseguir que la maternidad fuera siempre una elección libre”, reclama. En los países occidentales el número de partos prematuros y bebés de bajo peso aumenta cada año, a pesar de la buena calidad de vida y la salud de la que gozamos en el primer mundo. El estrés relacionado con la maternidad es, según los expertos, “el principal problema a la hora de disminuir el número de bebés pretérmino y nos da una idea de cómo está tratando la sociedad a las madres”. La experta está convencida de que “la prevención de la depresión posparto empieza por permitir un entorno en el que las mujeres se sientan seguras, en especial cuando van a convertirse en madres”.
"Permitir que las condiciones en las que el embarazo, el parto y la crianza se desarrollan se acerquen a las condiciones en las que la naturaleza seleccionó estos procesos, sin despreciar los avances médicos, es imprescindible para mejorar las condiciones en las que las mujeres nos enfrentamos a los cambios producidos por la maternidad", según explica la bióloga. Es fundamental, según la experta, que “los partos sean no intervenidos, que se proteja el derecho a la lactancia y a la crianza y proporcionar a la madre un entorno en el que pueda convertirse en madre sin tener que agobiarse porque la van a despedir o tiene que dejar a su bebé de 16 semanas con un extraño. Son acciones sencillas que pueden disminuir el riesgo de padecer una depresión posparto”.
Por supuesto en esta serie de medidas está incluida la cada vez más visible violencia obstétrica, que conlleva un número elevado de cesáreas innecesarias, inducciones, episiotomías o partos instrumentales a los que estamos tan acostumbrados, y que desoyen por completo las recomendaciones de la OMS, tienen un impacto altísimo en la salud física y mental de las mujeres. “La falta de protección del derecho a amamantar o mitos como que el bebé duerme toda la noche, contribuyen a empeorar la forma en la que las madres vivimos la maternidad. Por supuesto las condiciones económicas y emocionales de las mujeres inciden directamente en su salud. Y sin duda la soledad es un factor determinante”, recuerda Perulero.
Que no te separen del bebé
Tanto el parto como la crianza son procesos fisiológicos complejos, de los que aún nos queda mucho que descubrir, en los que intervienen neurotransmisores como la oxitocina, que están directamente implicados en la regulación del estrés, así como en la formación de vínculos y en la salud tanto física como mental. “Nuestra especie está preparada para parir y amamantar a las crías, generando para ello grandes concentraciones de oxitocina, la oxitocina es fundamental en todos los procesos sexuales humanos y está directamente relacionada con los estados depresivos, entre otras patologías psicológicas", explica Perulero, "por lo tanto los partos intervenidos", continúa, "la separación del bebé, la ausencia de lactancia y de contacto piel con piel sobre todo en los primeros momentos, producen un desequilibrio en los circuitos oxitocinérgicos, que además están relacionados con los circuitos neuronales que regulan la recompensa a través de la dopamina”. Interrumpir el flujo de oxitocina durante el parto o en los momentos posteriores “puede producir respuestas de neurotransmisores relacionados con el estrés, todo el complicado balance neuroquímico se descompensa”, sostiene.
La madre y el bebé están programados para no interrumpir el contacto. El bebé es un mamífero y necesita estar en contacto con su madre constantemente, pero la madre también lo es y su cuerpo está diseñado para activar una respuesta fisiológica concreta por lo que “si esta respuesta se interrumpe, la adaptación fisiológica a la nueva situación es más costosa, más estresante y puede afectar no solo al niño, sino también a ella”.
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